El PP recupera su estrategia inicial de gobernar sin Vox tras la ruptura de los de Abascal por la inmigración

MADRID, 11/07/2024.- El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo tras el pleno del Congreso de los Diputados, este jueves. EFE/Fernando Villar
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, tras el pleno del Congreso, este jueves.
EFE/ Fernando Villar
MADRID, 11/07/2024.- El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo tras el pleno del Congreso de los Diputados, este jueves. EFE/Fernando Villar

Alberto Núñez Feijóo saltó a la política nacional con el único objetivo de conquistar la Moncloa en solitario. El que fuera presidente de la Xunta llegó al liderazgo de Génova en abril de 2022 con la moderación por bandera y la meta de romper las conexiones que pudiera tener su partido con los de Santiago Abascal. Todo para volver al bipartidismo y dejar de plegarse a las exigencias de las minorías. No obstante, los resultados electorales no le permitieron cumplir con su promesa. Pasadas las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, el PP acabó formando hasta cuatro gobiernos autonómicos con Vox [Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Murcia] más el que ya mantenía en Castilla y León y el acuerdo de legislatura en Baleares. Una apuesta que pagaría poco después en las generales. Un año después de aquello, el PP recupera su estrategia inicial de gobernar sin Vox tras la ruptura de los de Abascal por la inmigración. Y los gobiernos autonómicos lo harán con una cierta holgura porque ya cuentan con unos Presupuestos aprobados para todo el año pese a que Abascal prometa bloquear los apoyos parlamentarios.

"No vamos a ser el PP que quieren otros partidos", defendió Feijóo en el congreso de Sevilla en que se erigió líder del partido tras la marcha de su predecesor. Esta siempre fue la apuesta de la recién llegada dirección para cada una de las citas electorales agendadas, como las autonómicas y municipales del 28 de mayo de 2023, y en especial, para el imprevisto adelanto de las generales el 23 de julio de ese mismo año. Y así lo asumieron los dirigentes como propio. Los candidatos a las elecciones del 28M, desde alcaldes a presidentes autonómicos, defendieron día a día, antes y después de la cita electoral, que su objetivo seguía siendo el de no depender de su fuerza a la derecha del tablero político. 

La voz más sonada fue la de la ahora presidenta de Extremadura, María Guardiola, quien copó las portadas de los medios durante días por negarse "absolutamente" a gobernar con Vox pese a no contar con la mayoría absoluta. Incluso llegó a convertirse en el "chute de esperanza y de energía" del PP en su momento más delicado de pactos postelectorales a las puertas de unas generales, tal y como reconocían sus compañeros de partido. Pero finalmente Guardiola asumió que el "diálogo y el acuerdo" con Vox era "imprescindible" y acabó formando gobierno con esta formación. 

Lo mismo ocurriría en Aragón, Comunidad Valenciana y Murcia. Con diferentes fórmulas, antes [como Carlos Mazón] o después [como Jorge Azcón o Fernando López Miras], acabaron por pactar a pesar de que su primera intención había sido la contraria. Ejemplo de ello, el presidente de Murcia, Fernando López Miras, aseguró un 21 de mayo que no gobernaría en coalición con Vox porque "las coaliciones son un engaño", un 2 de agosto que Vox no entraría al Gobierno de la Región "bajo ninguno de los conceptos" y un mes después acabó anunciando un pacto con los de Abascal. También a principios de junio el ahora presidente de Aragón, Jorge Azcón, insistía en un Gobierno "en solitario".

En Génova quisieron desentenderse de la situación, dado el riesgo que tendrían estos pactos de cara a las elecciones del 23 de julio, en medio de las formaciones de estos gobiernos. Al menos, en público, daban libertad a sus territorios para hacer o deshacer. No obstante, con el tiempo afloró la verdad: acabaría siendo Feijóo quien obligaría a varios territorios a forjar pactos con Vox. Fuera como fuere, el caso es que la carta del miedo a Vox ganó al del miedo al nacionalismo e independentismo. Feijóo, aun ganando las elecciones, no llegó a la Moncloa ni sumando con Abascal, sino que fue la mayoría progresista más el independentismo y nacionalismo el que tomaría las riendas de la legislatura.

Más allá del ruido que causaron los cinco pactos autonómicos, la legislatura que comenzó hace un año en Murcia, Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura y Castilla y León siguió adelante. Tan solo algún episodio más sonado como la polémica del protocolo provida que quiso implantar Vox en Castilla y León, con el que esta formación amenazó con romper el gobierno sin llegar a ejecutarlo. O cuando los dirigentes de Vox en Baleares acabaron rebelándose con la dirección nacional de su partido a cuenta del reparto de los menores inmigrantes. O con la reciente polémica por las leyes de concordia en algunas autonomías.

Quizá el que más haya pagado por estos pactos ha sido el propio Feijóo, ya que ha soportado durante los últimos meses el señalamiento del Gobierno y en especial de Pedro Sánchez, que siempre que tiene oportunidad le recuerda a Feijóo sus pactos con la "extrema derecha". No obstante, la decisión que tomó este jueves el comité ejecutivo nacional de Bambú cambio las reglas del juego. A Feijóo le sirvieron un regalo en bandeja de plata: el líder popular deja a Sánchez sin su principal baza del miedo a Vox y marca perfil propio. Ahora podrá gobernar hasta 11 comunidades en solitario [más Ceuta y Melilla], todas con cuentas públicas, y cobrará impulso para, en caso de unas generales próximas, aspirar a un gobernar la Moncloa sin Vox, a quien ha demostrado que no acepta sus amenazas y que siempre primarán sus principios y "sentido de Estado". 

Belén Sarriá
Redactora '20minutos'

Soy redactora de Política en la sección de Nacional desde 2022. Sigo de cerca al PP desde Génova, el Congreso y, a veces, el Senado. Antes, estuve encargada de la información municipal de Madrid durante tres años, aunque primero me formé en Cultura a mi llegada a 20minutos en 2019. Hice prácticas en El Mundo y en Europa Press. Colaboro en Capital Radio. Graduada en Periodismo por la UNAV. Madrileña con sangre navarra.

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